El informe ''Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil'', revelado recientemente en el marco de la Conferencia Iberoamericana de Ministros del Trabajo, muestra una disminución en el número de jóvenes desempleados, que fueron 73.3 millones en 2014. Esto significa 3.3 millones menos que los 76.6 millones registrados en 2009, durante el punto más álgido de la crisis económica mundial. En comparación con 2012, “la tasa de desempleo juvenil disminuyó en 1.4 puntos porcentuales en las economías desarrolladas y en la Unión Europea (UE)”. El indicador descendió medio punto porcentual o menos en los países de Europa Central y Suroriental, y en la Comunidad de Estados Independientes (CEI, conformada por ex repúblicas soviéticas), en América Latina y el Caribe y en África Subsahariana. Las demás regiones –Asia Suroriental y el Pacífico, Oriente Medio y África del Norte– “registraron entre 2012 y 2014 ya sea un incremento de la tasa de desempleo juvenil o ningún cambio, como fue el caso de Asia Meridional”.
La tasa de desempleo juvenil permanece alta, a pesar del descenso del número de jóvenes desempleados, precisa el estudio de la OIT y agrega que “alrededor de 43 por ciento de los jóvenes de la población activa del mundo no tiene empleo o son trabajadores que viven en la pobreza”. La participación mundial de los “jóvenes en la fuerza laboral, bien sea como empleados o como desempleados, está disminuyendo a lo largo del tiempo. Uno de los motivos es que un número mayor de jóvenes (aunque no suficiente) está estudiando”. Sin embargo, en los países de bajos ingresos, “millones de jóvenes siguen abandonando la escuela para aceptar empleos cuando son demasiado jóvenes”. Según el informe, 31 por ciento de los jóvenes en los países de bajos ingresos no tiene ningún título educativo, frente a 6.0 por ciento en los países de ingresos medianos bajos y 2.0 por ciento en los países de ingresos medianos altos. El documento señala además “una persistente desigualdad de género, con las tasas de participación de las mujeres jóvenes en el mercado laboral significativamente más bajas que las de los hombres jóvenes en la mayoría de las regiones. Además, ellas siguen estando más expuestas al desempleo que los hombres jóvenes”.
Por otro lado, las economías en desarrollo “siguen asediadas por el subempleo estructural, el empleo informal y los trabajadores pobres”. “Si bien el número de trabajadores pobres (que viven con menos de dos dólares al día) ha disminuido a lo largo de los últimos 20 años, este problema sigue afectando a 169 millones (uno de cada tres) trabajadores jóvenes en el mundo en desarrollo”. “La cifra llega hasta 286 millones si se incluyen los que viven cerca del umbral de la pobreza (con menos de cuatro dólares al día)”.
Para los jóvenes que aspiran a un empleo estable, “el periodo de transición es de 19 meses en promedio. Un joven con educación universitaria puede acceder a un empleo estable en tres veces menos tiempo que un joven que tiene educación primaria. En la mayoría de los casos, la transición es más breve para los hombres jóvenes que para las mujeres jóvenes”.