El
Servicio Andaluz de Empleo (SAE) no
solo absorbe consorcios de formación endeudados y con millonarias subvenciones
sin justificar.
El Servicio Andaluz de Empleo se ha convertido en un
auténtico cajón de sastre al que llegan ahora, además, los trabajadores
vinculados a la extinta Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo (Faffe) que
se encontraban liberados para ejercer labores sindicales.
La polémica Fundación Andaluza Fondo de
Formación y Empleo (Faffe) de la Junta de Andalucía, una suerte de
administración paralela creada por el Ejecutivo andaluz y alimentada con fondos
públicos, llegó
a acumular más de un millar de empleados que fueron contratados sin necesidad
de ningún tipo de prueba ni control como los exigidos para
el personal dedicado a la función pública.
Los
contratos a dedo en la Faffe fueron usados para dar
trabajo a multitud de familiares de cargos políticos del PSOE, así como a
dirigentes de los principales sindicatos, lo que sirvió a
la Junta de Andalucía para evitar problemas con las centrales sindicales.
El
caso es que los
trabajadores de la Faffe no fueron despedidos al extinguirse la federación, en
el año 2011, sino que pasaron directamente a depender del SAE, donde
son conocidos entre sus compañeros como los fafitos. Al no tratarse de personal
funcionario, estos empleados no pueden realizar la mayoría de las funciones que
se desempeñan en el SAE, tal y como establece el Estatuto Básico del Empleado
Público. El resultado es que este organismo tiene en la actualidad un exceso de
personal desocupado en muchas de sus oficinas, lo
que deriva en un creciente malestar entre los funcionarios, que
ven cómo en muchos casos estas personas perciben salarios más altos que ellos, y no
resuelven el trabajo diario, ya que ni siquiera están autorizados a utilizar
las bases de datos, según refieren fuentes del propio SAE.