El número de nacimientos en España se ha reducido en un 5,8%, según las estadísticas del INE correspondientes al primer semestre del año, mientras que las defunciones aumentaron un 2,1%. El descenso continuado, salvo una pequeña recuperación registrada en 2014, que se viene registrando en los últimos años demuestran la peor cifra de nacimientos registrada desde 1941.
En este primer semestre de 2018 el número de nacimientos descendió en todas las comunidades autónomas, con el mayor porcentaje de descenso en la Rioja (-13,7%), Extremadura (-10,3%) y Cantabria (-7,8%). Por otro lado, el número de defunciones aumentó en 12 comunidades, encabezadas por Canarias (10,2%), Andalucía (5,3%) y Cantabria (5,1%).
Según los datos definitivos de 2017, la cifra de nacimientos alcanzó los 393.181, de los cuales el 49% fueron niñas y el 51% niño, con una tasa de natalidad del 8,41%, con una edad media de maternidad de 32,1 años.
El INE, tras 20 años sin datos, ha realizado una “Encuesta de Fecundidad”, publicada en noviembre de 2018, con datos provisionales, para definir los factores que determinan los niveles de fecundidad actual. Por primera vez se ha tenido en cuenta en el estudio la opinión de los hombres con la participación de 2.591, de un total de 17.037 personas entrevistadas.
Según la encuesta, casi tres de cada cuatro mujeres desearían tener al menos dos hijos, dato similar en los hombres. El motivo principal de aquellas mujeres que no tienen hijos y que han decidido no tenerlos es simplemente ese, no desear tener hijos. Hasta los 35 años, el principal motivo de no haber tenido más hijos de las mujeres son las razones laborales o de conciliación de la vida familiar y laboral y las económicas.
Por otro lado, se ha analizado la preferencia en cuanto a los incentivos a la natalidad, tanto en mujeres como en hombres, siendo en ambos casos el primero para los encuestados el aumento de la duración de los permisos de maternidad y paternidad; el segundo incentivo a la natalidad, la flexibilidad en el horario de trabajo para padres y madres con niños pequeños, seguido de una asignación económica para las familias con hijos/as a cargo menores de 18 años.
Las políticas aplicadas durante la crisis económica, el incremento de la esperanza de vida generalizada y, en especial, la baja calidad y estabilidad en el empleo que se ha cebado con los jóvenes durante estos años, han tenido su incidencia demográfica: España sufre un desequilibrio de la pirámide poblacional, habiéndose pronosticado una pérdida de más de medio millón de habitantes en 2031 y de más de cinco millones en 2066.
Aunque es un viejo problema conocido, el Gobierno acordó a principios del año 2017, para hacer frente a los desafíos demográficos, la elaboración de una estrategia nacional frente al reto demográfico de naturaleza global y transversal, con la idea de dar una respuesta conjunta a esta problemática. Pero finalmente no ha tomado ninguna medida para paliar esta situación. Sin embargo, otros países europeos sí que han tomado medidas políticas de apoyo a la natalidad y a las familias, desde subsidios y ayudas hasta mejoras en la conciliación de la vida laboral y familiar, guarderías transportes, etc.
Desde USO, consideramos que el envejecimiento de la población y el alargamiento de la esperanza de vida son positivos para las personas. Por ello es preciso establecer un sistema de protección social, fiable, sostenible y seguro que garantice la solidaridad intergeneracional y consiga el mantenimiento del actual, para lo que es necesario incentivar la natalidad.