FEUSO pide al Ministerio la inmediata paralización de la LOMLOE
Ahora no toca, así no
Estamos
viviendo una etapa de total excepcionalidad, donde la sociedad está volcando
todo su tiempo y energía en amortiguar los gravísimos efectos sanitarios,
humanos, económicos y laborales que la pandemia del COVID-19 está provocando,
también en el ámbito educativo. El curso escolar 2019-20 es atípico y novedoso.
Los centros están cerrados desde el pasado 14 de marzo. Cuestiones como la mera
supervivencia de algunos sectores como la Educación Infantil 0 a 3 años,
también la de muchos otros centros privados de enseñanza reglada y no reglada, la
vorágine frenética de la formación online, el cierre final del curso, la
evaluación y la promoción, el polémico retorno a las aulas durante la desescalada,
la apertura del proceso de matriculación o la compleja planificación del curso
2020-21 que se avecina, centran el interés y la atención de toda la comunidad
educativa. Demasiados temas importantes y graves en primera línea de actualidad.
Entre
tanto, Ministerio de Educación y Formación Profesional siga adelante con el trámite
parlamentario para intentar aprobar la nueva Ley de Educación (LOMLOE) que,
como todas las anteriores, no cuenta con el consenso general de la comunidad
educativa, y como suele suceder con este tipo de leyes en toda su serie
histórica, son objeto de una importante polémica social y política dada su
fuerte carga ideológica. En este caso, de manera especial, pues el Gobierno no
ha disimulado la prisa que tiene en concluir con éxito su aprobación.
El
Proyecto de Ley no ha pasado por el Consejo Escolar. “No hacía falta”, según el
Ministerio, porque dicen que es el mismo que el presentado en febrero del año
pasado, justo cuando se convocaron las elecciones generales. Algunos pensamos,
de manera contraria y por mera salud democrática, que sí que hubiera sido
necesario y aconsejable tramitarlo nuevamente como Anteproyecto de Ley. En esta
ocasión, con total seguridad, habría superado ampliamente las 551 enmiendas que
se hicieron en el Pleno del pasado 8 de enero de 2019, e incluso se habrían
presentado más informes alternativos (sólo hubo uno en aquel Pleno, el de la
Federación de Enseñanza de USO). Pero no habrá ocasión de saberlo, porque se le
hurtó a la comunidad educativa la oportunidad democrática de abrir un segundo
debate con el truco de la carencia del Proyecto de Ley. Feo
asunto.
El
Proyecto de Ley de la LOMLOE tampoco ha pasado por el Consejo de Estado, cuyo
dictamen ha sido omitido por la obsesión del Gobierno de “ganar tiempo”. No es
preceptivo, pero es la única ley orgánica de educación, hasta la fecha, que se
salta este control democrático que, por cierto, suele hacer un dictamen
bastante acertado y ponderado. Lo echamos de menos.
Y
llega el estado de alarma, el primero de esta naturaleza y con esta duración en
nuestra democracia. La crisis sanitaria del Covid-19 arrasa con todo,
literalmente. El mes de marzo y abril, todo el país queda confinado en sus
domicilios durante más de 50 días ya, con la inseguridad añadida de que la
desescalada se paralice y pueda retornar otro nuevo confinamiento si la
evolución de la pandemia lo exige. Demasiadas incertidumbres.
El
estado de alarma sigue vigente. El presidente Sánchez ha anunciado su voluntad
de mantenerlo durante todas las fases de la desescalada, es decir, hasta final
de junio. Es una situación excepcional que limita severamente los derechos
civiles y las libertades de los ciudadanos. Están restringidas la movilidad, o
el derecho de reunión y por supuesto el de manifestación. Los efectos
psicológicos y físicos de un periodo de confinamiento tan largo sobre la población
son importantes, no podemos negarlos y tardaremos meses en conocerlos. La problemática educativa es una más
entre las muchas que agobian a la población; en primer lugar la
salud, pero también el trabajo, las cuarentenas y aislamientos que
complican aún más la realidad diaria de muchos hogares, la angustia y la
tristeza que existe en muchos de ellos, la fuerte desazón por el futuro
inmediato, el caos durante las primeras semanas de la declaración del estado de
alarma o el padecimiento social por el elevado numero de contagios, enfermos y
fallecimientos de seres queridos (superamos ampliamente los 25.000) Demasiadas
emociones fuertes para digerirlas en tan poco tiempo.
El
Congreso de los Diputados no puede ser ajeno a las circunstancias tan graves
por las que atraviesa el país. Es deseable que recupere su normal
funcionamiento cuanto antes, pero debe hacerlo armonizando la labor legislativa
de las iniciativas en trámite con la urgencia social y con las prioridades del
país. La LOMLOE, aunque el gobierno tenga mucha prisa por aprobarla, no es en
este contexto una prioridad, ni para el país ni para la comunidad educativa. Es
más, insistir en su tramitación durante los meses finales del presente curso
escolar y coincidiendo con los meses iniciales del próximo, va a generar más
problemas que soluciones a los que ya tenemos planteados. No es conveniente
distraer esfuerzos, ni tampoco tiempo ni energía de los temas fundamentales que
tenemos entre manos, que son todos los que va a exigir la adaptación inevitable
a la “nueva normalidad” proclamada por el Gobierno y que afectan a más de
8.000.000 de alumnos y 28.000 centros educativos de nivel no universitario. El mes
de septiembre está ahí al lado.
Desde la Federación de Enseñanza de
USO pedimos al Ministerio de Educación una nueva reflexión sobre la oportunidad
de tramitar en estos momentos la LOMLOE. El Gobierno no deja de pedir en todas
sus intervenciones unidad a todos los españoles, porque sólo una sociedad
unida puede afrontar con éxito una desgracia de la magnitud que nos ha sobrevenido
y que requiere también de todas nuestras fuerzas y capacidades unidas para
superar en el menor tiempo posible sus terribles efectos. Compartimos el
análisis. Nadie debería pensar que el Ministerio pretende aprovechar la
confusión y la excepcionalidad que vivimos para impulsar una nueva Ley de
Educación, porque avivaría de manera inoportuna el conflicto en la comunidad
educativa, crearía mayor desconfianza en las autoridades y dañaría el consenso
general que todos necesitamos para superar esta grave crisis.
La Federación de Enseñanza de USO advierte
que seguimos inmersos en la nebulosa de Covid-19 y que, hasta que no se levante
el Estado de Alarma, no será posible recobrar poco a poco la normalidad
institucional, también en el Congreso de los Diputados. El día 4 de mayo,
una gran concentración convocada en Twitter por miles de personas llegó a ser
Trending Topic reclamando más de 100.000 veces: #StopLeyCelaá. La LOMLOE puede
esperar.
FEDERACIÓN
DE ENSEÑANZA DE USO
Madrid,
4 mayo 2020